Por Patricio Zamorano
Quiero recrear en la simiente todos los dolores
y regocijar el vendaval ilusorio de lo imposible,
reconocer como si de todo dependiera
cada alma, cada espacio compartido
Hermanar las artes de las cumbres,
las prohibidas, las lejanas,
las pequeñas, las burlonas
Las conmovedoras, las perennes,
las urgentes, las hedonistas:
las vitales:
las del obrero y las del campesino
Mezclar a sangre el canto y el presidio,
la persecución al hombre y sus anhelos mustios,
el grito de guerra en el tallado fino,
recitar carroña si de muerte sobrevive el pueblo
Maldigo la canción liviana del vendido,
bendigo el sabor amargo del que trova
Si mi gente cree en la esperanza,
de esperanza entonces será el acorde
Si mi gente muge de tortura,
de tortura enorme moriré de pena
¡Tanta mierda sale de la voz hueca del hombre
como un pozo subyugado a la risa sin materia!
El gorgojeo inútil se enarbola en un suspiro
mientras el canto eterno de la tierra espera
¡Tanto fusil, tanta bota inmunda camuflada
nos han golpeado tanto en estos años!
Pretendió el general en su bestia interna
liberar cruel sus devaneos,
la ilusión de reyezuelo, las fantasías de héroe sin batallas
cebándose inmundo en la inerme resistencia del pueblo armado a medias
Las dictaduras inmundas reventaron la ideología:
en un calabozo militar la extirpó de la estética
¡Invito a los poetas del mundo, a los cantores,
a recuperar el vínculo sagrado!
¡Invito al artesano y al decano,
a recuperarnos la vida!
¡Ideología y estética
como garganta y consigna urgente!
¡Estética e ideología,
como el clamor real de trascendencia!
En mi compromiso de cantor,
de escribano y carpintero
abogo por el puño en alto y la belleza,
enarbolar la utopía setentera
sin la culpa de las culatas asesinas
Te invito a ti, joven poeta en las sombras,
sensible entre tanta arenga hueca,
a trabajar por el nuevo milenio en compromiso,
luchar en cada paso diario
contra la ética del sinsentido
¡Milita, joven inquieto de la América morena
en el clamor que te ahoga y en el rostro masivo del pueblo!
¡Reventemos juntos las redes luminosas,
los monitores, los perfiles virtuales,
que el pestañeo eterno de tu pantalla
haga vibrar de sueños las demandas!
¡Seamos, compañeros de este viaje,
como oasis de mundo en la miseria!
¡Creemos guarida con los puños
al enorme clamor de maravillas!
¡A demostrar la ausencia de extinciones!
¡A ratificar que el grito urgente no murió en la tortura!
¡A crear basados en el pueblo,
como se crea inmensa la marea!
¡A crear belleza y compromiso!
¡A reír solo si llorar ya se ha acabado!
¡Seamos oasis de mundo,
con las luchas protegidas del infame desierto,
las aguas creadoras a buen recaudo,
los frutos de tantas vidas sacrificadas, aún dulces y fragantes!
Fuimos oasis de mundo
si la rebelión emerge incólume:
¡las dictaduras no triunfaron, entonces!
¡Se disolvieron inmundas en su propio culto a la muerte!
Somos oasis de mundo,
con la semilla del mediocre en retirada,
una nueva era de verdades
la tuya, potente, a pleno grito
¡Seamos oasis de mundo,
a recobrar revoluciones!
¡Oasis de mundo,
a despertar las tempestades!
¡Oasis de mundo,
a reventar el postigo y el veneno!
¡A cultivar la historia en nuestras manos,
a denunciar con ira las traiciones,
al llenar de versos las guitarras,
a vivir de nuevo en la agonía
de la lucha justa por el hombre!
¡Oasis de mundo!
¡A proteger las rebeliones!
¡Oasis de mundo!
¡A recobrar las alamedas!
¡Oasis de mundo!
¡A ideologizar lo imposible!